sábado, 5 de abril de 2008

reseña

RESEÑA: “MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN”



¿IMPRENSINDIBLE SI O NO?


Por: Isabel Cristina Agudelo.
Diego Mauricio Fuentes.
Yudy Constanza Cobos.
Yury Milena Salazar.
Introducción a los medios de comunicación, Luis López Forero.
Bogota, Universidad Santo
Tomas de Aquino
USTA, 1994. 480 páginas.


Siete décadas han bastado para revolucionar las formas de vida y organización en el interior de las sociedades, teniendo como base el vertiginoso avance científico y tecnológico. Las carreteras tiradas por caballos, las mulas como animales de carga, van desapareciendo para dar paso al automóvil y al avión, con toda la sofisticación que estos adquieren cada día. El individuo encargado de recorrer ciento de kilómetros con los mensajes de una población a otra, se ve desplazado por el telégrafo, el teléfono, y todo el sistema de comunicación por cable.

Nuestros bisabuelos disfrutaron una vida bien distinta a la que llevamos actualmente. Sin luz eléctrica, sin radio, cine, o T.V., sin toda una serie de elementos que hoy se presentan como imprescindibles al desarrollo cotidiano. No esta lejana, entonces, la existencia de una organización social que desde este punto de vista adquiera formas diferentes de expresión, relación y actuación de los individuos que la conforman. No obstante, cada momento historio adquiere para el grupo que lo vive el carácter de “siempre”, sin estar en posibilidad de colocarse fuera de él y analizar las razones e implicaciones de su presencia. La complejidad es una de las caracteristicas de las sociedades modernas y sin embargo pasa inadvertida, “nos vive”, sin que entremos siquiera a cuestionarla.

Sin duda alguna, uno de los fenómenos que manifiestan con mayor evidencia los rápidos y profundos cambios que caracterizan al mundo moderno es el de los llamados “MEDIOS DE COMUNICACIÒN”.

Desde los màs remotos tiempos el hombre creó el LENGUAJE frente a una necesidad sentida: la comunicación, esto es, la necesidad de transmitir significados entre personas. De allí la configuración etimológica de la palabra comunicación, que vine del latín “Communis” que quiere decir “poner en común”.

Pero con el tiempo esta forma de comunicación original fue perdiendo se sentido. Aunque a nivel individual en las relaciones interpersonales esta formada de comunicación “horizontal”entre iguales se mantiene con ciertas limitaciones, a nivel social, las cosas han ido cambiando. La comunicación se ha ido convirtiendo en “información”, esto es, “imposición de formas” ideológicas o de pensamiento, lo cual implica ya una relación “vertical” entre los dos polos de la comunicación: uno que habla, emite mensajes, ordena; y el otro que calla, obedece y acepta pasivamente estos mensajes.

Pero lo novedoso de la comunicación moderna radica en la tecnología empleada, en la forma vertiginosa como el lenguaje, hablado o escrito, las imágenes o acciones de cualquier tipo, se reproducen en un instante y llegan simultáneamente a millones de personas. Un suceso (político, social, bélico, etc.) puede ser inmediatamente “propiedad de la humanidad”, pues los medios masivos de comunicación rompen con las dimensiones de tiempo y espacio. Las distancias, de cualquier tipo, en un momento dado no existen. Cualquier acontecimiento acaecido en algún sitio del mundo puede ser noticia casi paralelamente al hecho mismo, en todas los paises, ciudades, pueblos incomunicados, gracias, por ejemplo, al milagro del transistor que se ha encargado
de romper cualquier tipo de barreras.

Los medios de comunicación aparecen o adquieren el carácter de masivos a lo largo del siglo XX, si bien no como fruto de la genialidad de unos individuos, sí como resultado de los avances en la ciencia y la técnica, y como el producto de una serie de revoluciones que tuvieron lugar en los siglos anteriores.

Por tal motivo, estos son hijos del capitalismo en su fase industrial. Por un lado, el desarrollo que la tecnología alcanza en este momento posibilita su presencia, lo que permite la cristalización de los “grandes inventos”en los cuales se fundamentan la radio, la T.V., el cine e incluso la prensa, que nacida varios siglos antes adquiere carácter masivo también en las primeras décadas del siglo XX.

Los medios masivos al utilizar el poder de la imagen auditiva, visual o audiovisual, con todas sus posibilidades, asume en gran medida la reproducción de los individuos “aptos” para este tipo de sociedad que, vistos desde el ángulo de las necesidades materiales de la producción, se traducen en los “perfectos consumidores”, a tal punto que en forma latente los medios masivos, con el sello ideológico de quienes lo poseen y manipulan, reducen el
“ser” al “tener”, es decir, se es “alguien” en la medida en que se tenga y se tiene, en la medida en que es magnifico consumidor de cuanto producto aparece en el mercado.

De la misma manera, se prende que a través de los medios masivos, el cambio de una serie de costumbres y formas de vida que en nada favorecen el avance de la comunidad, y no es que se este en contra de los adelantos científicos o tecnológicos, ni en su incorporación al seno de las sociedades: no, siempre y cuando respondan a las necesidades reales de sus miembros y contribuyan al beneficio de la mayoría, en oposición a aquellos que al introducirse solo conducen a la progresiva pauperización de un amplio sector de la sociedad, en favor del incremento en las ganancias de quienes logran finalmente “vender màs” y consolidar así sus capitales.

Además de lo anterior, y como se anuncio, una de las características modernas es la complejidad. Complejidad analizable a cualquier nivel: en lo político, económico o social. Las diferencias, los contrastes entre las clases sociales son cada vez màs marcadas (los ricos son cada vez màs ricos y, contrariamente, los pobres son màs pobres); el volumen de migración campesina es cada vez mayor; las ciudades crecen estrepitosamente; la población se duplica en cortos periodos; la especialización del trabajo atomiza cada día màs al mismo y al trabajador pierde en simultánea proporción y en igual velocidad la visión sobre el objeto final de su trabajo; los enfrentamientos y luchas al interior de las sociedades y entre ellas mismas se intensifican en fuerza y frecuencia; el avance tecnológico y científico a determinados niveles junto con el hombre mismo destruyen los recursos naturales, acaban con sus hábitat. Toda esta multitud de problemas y las dimensiones e implicaciones de los mismos conducen a que hoy en día el control de las sociedades sea aun màs difícil para quienes tienen en sus manos esta tarea, que en otros momentos históricos.

El estado moderno y los intereses que representa necesitan “hacerse” a mecanismos màs sofisticados, a través de los cuales logren una eficiente reproducción de la estructura social. Mecanismos que impidan, ante la presión de los fenómenos enunciados en el párrafo anterior, que los valores, las normas, las costumbres y actitudes dominantes pierdan su carácter “natural”, pues de ser así, necesariamente la sociedad rompería su “armonía”, su “equilibrio” y un cambio seria inminente. Es aquí donde los medios masivos de comunicación adquieren también máxima importancia, pues por su conducto se logra ejercer el control de la llamada “opinión pública”. Su poder es tal que no solo imponen a los individuos un nivel de consumo, sino que, en la misma medida, logran interiorizar y “legitimar” un estereotipo de hombre, de mujer, de familia, etc., que garantiza la permanencia y reproducción del todo social. El control sobre los individuos no se ejerce hoy a partir del púlpito, de la escuela incluso, o del poder de la costumbre. Los medios masivos de comunicación adquieren progresivamente la vanguardia dentro de los aparatos o instituciones con que cuenta la sociedad para lograr su reproducción.

Emerge así el imperativo de la comunicación masiva que, por un lado, refuerza esa producción de mercancías en gran escala y, por el otro, entabla nuevas formas de control hacia los individuos que integra las sociedades que entran en esta nueva fase de desarrollo. Los medios masivos de comunicación se colocan a la vanguardia de la organización social capitalista y se constituyen, según algunos, en el màs grande invento del siglo XX, no solo por lo que desde el punto de vista técnico significan, sino por el modo como han contribuido a transformar los modelos de vida característicos hasta comienzos de este siglo.

En cualquier tipo de sociedad, oriental u occidental, capitalista o comunista, los medios de comunicación de masas, constituyen uno de los instrumentos más eficaces para el control social. No obstante, dentro de este mundo moderno dominado por el fenómeno de la comunicación surge una paradoja hasta cierto punto desconcertante: la paradoja de la muchedumbre solitaria, incomunicada. El habitante de hoy, el habitante de las grandes ciudades, a pesar del bombardeo de información a que esta sometido diariamente, a pesar de la radio, la televisión, la prensa o el cine, es un individuo solo, un consumidor pasivo que rodeado de gente en el bus, en el teatro, en el estadio, etc., se siente solo.

Por otro lado, durante muchos siglos la comunicación interpersonal, la comunicación oral domino al mundo: el sermón parroquial, la tertulia familiar, el grupo de amigos en el café, en fin, la voz humana directamente reforzada por la acción, el tono, el acento, etc. Hoy, si bien la palabra sigue siendo fundamental, se transmite a través de multiplicadores infinitos que truecan esa comunicación de personal en masiva, dirigida en consecuencia a una masa anónima, polifacética y heterogénea, a pesar de la pretensión de homogenizarla a través del proceso mismo de la comunicación y de los medios masivos utilizados.


CIPA, DICIYEI
Ibagué, Marzo 5 de 2.008.

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